sábado, 20 de septiembre de 2008

Beach Boys "Ultimos sesenta" (VI)

Smiley Smile/ Wild Honey


A partir de este disco, muy injustamente, la musica de los Beach Boys se empezó a valorar por lo que pudo haber sido, más que por los resultados "físicos" (esto es, audibles) de sus grabaciones. En concreto este disco, que sin la temible sombra de un "Smile" no tendría pega alguna, puede ser el epítome de esta situación. En él se empiezan a hacer palpables los problemas mentales del mayor de los Wilson, se podría considerar un reverso oscuro de "Pet Sounds" y quizá el negativo frustrado de "Smile", el montaje sin planos desechados de la autodestrucción de Brian, un disco film, donde se muestran las escenas que usualmente se quedan en la sala de proyección.

Allí donde "Pet Sounds" era un disco equilibrado, que llenaba el cuerpo de buenas vibraciones (a pesar de cierta melancolía por la inocencia perdida que se desangraba sobre sus surcos), "Smiley Smile", pese acreditar en su interior la mismísima "Good vibrations", es un disco que inquieta como las risas de los niños en “¿Quién puede matar a un niño?” de nuestro Chicho. Notas que algo falla, que algo no va bien. O sí, los típicos elementos que configuraban el sonido del grupo, siguen ahí: los coros, los imaginativos cambios, esas pequeñas sinfonías de apenas dos minutos. Pero esta vez, tienen un aire diferente. Los cantos corales al amor universal del anterior elepé, suenan aquí como reverberando en los acolchados muros de un gótico y oscuro hospital psiquiátrico, devolviendo ecos de la insana mente de Brian ("I won´t be afraid in my room", que cantó sólo unos años antes, pero tanto aislamiento puede llamar a los demonios del alma y la mente). El sonido del álbum, infraproducido, algo lo-fi (décadas antes de que se pergueñase tal denominación) y el menor despliegue instrumental que exhibe el album respecto a los inmediatamente anteriores, ayuda a esta clasificación: el genio se ha quedado solo, encerrado en su habitación con sus juguetes favoritos, pero estos están rotos, como su cerebro, sus instrumentos de juguete suenan desafinados, extraños, desasosegantes. Tan naif que asusta. Solo hace falta comparar este disco con el extra “Can´t wait too long”, donde se observa como Brian trataba de llenar de sonidos las piezas de “Smile”, mientras que “Smile Smiley” obedece a un criterio opuesto. Aun asi, saben sacar partido de esa producción tan engañosamente minimalista.

Si bien hay canciones que escapan a esta generalidad que he expuesto en el párrafo anterior, como la misma "Good vibrations"o "Heroes & Villians" (en una version ad hoc para este disco), que tienen reminiscencias joviales de antaño, el resto del álbum es muy oscuro. Si "Pet Sounds" era un disco onírico y mágico que producía sueños plácidos y evocaciones veraniegas (particularmente a mí me parece un disco muy acuatico, más que sus primeras grabaciones glorificando el estilo de vida californiano), este disco produce el mismo tipo de pesadillas laberínticas que las que crea dormirse enfebrecido.


Wild Honey” es otra obra con los Beach Boys encargandose de (casi) toda la instrumentación del album, con Brian relegado a ser “uno mas” del grupo. Esto supone un punto de inflexión en el grupo: a partir de ahora, Brian dejaria de ejercer (que no de serlo) de genio vanguardista del pop para ocupar un puesto de “asalariado”. Y se anticipa a esa vuelta a la sencillez que retomarian, entre otros, Dylan y los Beatles (con los discos country grabados en Nashville y “White album”, respectivamente). Hay algo que dijo Marianne Faithfull sobre "The Basement Tapes" de Dylan con The Band, que puede aplicarse al sentimiento primitivo, naif si se quiere, pero inquietante de estos dos albumes: "Estaba tan asustada. Me sentia como si el fin del mundo fuese a llegar. Ese sentimiento de devastación. No esta en todas las canciones, hay algunas más divertidas. Fue la primera vez que Dylan empezó a hablar en lenguas milenarias. Siempre sentí que el lugar donde los grandes horrores iban a llegar era a América y él lo sabía también". Cambiad Dylan por Brian y el resultado se aproxima al contenido de estos discos (sobre todo del "Smiley smile"), solo que unos meses antes.

Se le ha llamado, sin mucho sentido, el disco soul de los Beach Boys. Quiza por la pieza titular y por la version (muy inferior) de otro futuro mago del estudio, “I was made to love her” de Stewie Wonder. Hay mucho mas soul en el posterior "Sunflower" mismamente.

No obstante, es un buen album, donde Brian no deja de seguir experimentando, aunque de forma mas humilde. Por ejemplo, el feedback de “Country air” y contiene canciones tan enormes como “Darlin´”, “I´d love just once to see you” o “Let the wind blow”.

Material extra: sesiones de “Good vibrations”, un “Heroes & villains” de las sesiones de “Smile” y una pieza inedita de estas, “Can´t wait too long”. Junto con las piezas ineditas que aparecen en la caja “Good Vibrations: 30th Anniversary Collection”, lo mas interesante de este disco inedito que se haya publicado

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1 comentario:

Anónimo dijo...

En el 66, Brian Wilson probo LSD, tuvo una iluminación y la palabra "surf" cambio inmediatamente de sentido para el. Para el, que venia de cantarle loas al deporte marino, los autos y las chicas al sol. Para el, que justo había cumplido con el cometido de emular a Los Beatles con un álbum donde el pop se vuelve precozmente clásico (Pet Sounds, 1966). Si este disco basaba su temática en ese existencialismo teen al que condenan los amores no tan correspondidos, ahora Brian se volvía místico y metafísico. El océano fue desde entonces sublime y "surf" paso a representar a la "marea en su eterno ahora". Así las cosas, la ambición de su obra "Smile" sera el "pop sublime". Pero el álbum, con letras del oblicuo Van Dyke Parks, de tan faraonica quedo inconclusa y solo fue editada una versión condensada en 1967, bajo el nombre de "Smiley Smile". Obra maestra del impresionismo y el absurdo, el disco era como el álbum blanco beatle, pero en miniatura. El uso del díscolo pero marciano Teremin y una canción "piel de gallina" dedicada a los llamadores de ángeles (Wind chimes) señalaban una búsqueda de lo aleatorio y la representación de una melancolía hipnótica.

Wilson no solo llega al nivel compositivo de los Beatles , sino que en su obsesión por los arreglos y los efectos encarnaba su propio George Martin. Era un nerd recluso, ese gordito al que la malla no le quedaba y el acido le pegaba por el lado de la paranoia, que mas bien evitaba el sol, siempre yendo de su cuarto(oír "In my room")al estudio de grabación. Smile Smiley, como luego la expandida pero caótica versión pirata Smile, demostraba que Brian podía sintetizar a Phil Spector, George Gershwin y Carl Stalling(el musicalizador de los dibujitos de Warner tipo Bugs Bunny), sin dejar de lado el pulso de la interjección propia del rock and roll. Y si hablamos de interjecciones no podemos dejar de lado el "Ay" con que abre esa suite de pop psicodelico que es "Good Vibration", hit central de esta etapa 66/67. Ese "Ay" expresa la herida de quien acaba de ser herido por Cupido, es el Yo (el "I") de quien no puede volver en si de lo deslumbrado que esta por las "vibraciones" de esa chica. Esta canción , con recortes inadecuados en la letra, cierra la versión definitiva y completa de "Smile" que Wilson concreto en el año 2004. Esta especie de reconstrucción del Titanic del pop perdio tanto la escala original de pequeñas acuarelas(Smiley Smile) como la candidez de una paleontologia de la psicodelia(el Smile pirata) para ascender a una monumentalidad de fresco, a veces hasta la sobre-elaboración. Esto es notable especialmente en las canciones mas frágiles (Wind chimes o Wonderful). Sin embargo , el álbum termina de confirmar la importancia de esta obra que moldeo las carreras completas de artistas posteriores como Todd Rungreen, Fleetwood Mac, Steely Dan, Genesis, Roxy Music, Prefab Sprout, St. Etienne, Flaming Lips y otros.