viernes, 31 de octubre de 2008

The Move "Looking On" (1970)


Para el tercer disco de los Move cambia la formación. Se marcha Carl Wayne y en su lugar entra Jeff Lyne procedente de los Idle Race, grupo con muchas similitudes con los Move del primer disco y una acusada Beatlemania. Por cierto, que Jeff Lyne había sustituido al propio Roy Wood en los ...su banda pre Move. Jeff Lyne, el hombre que estropearía el ultimo disco (sin contar póstumos) de Roy Orbison con una horrorosa producción, aparte de armarla de similar manera en los Traveling Willburys y en algún disco de Tom Petty, por entonces tenia un currículum excelente. De hecho su material hasta la Electric Light Orchestra (algunos discos de estos también) es muy interesante.

El disco se mueve en terrenos similares a los del anterior "Shazam"(1970) prosiguiendo en esa suerte de hard rock boogie, como si endureciesen el rock & roll clásico sin perder el roll, el ritmo, de este. Abre "Looking on" (Wood) que es un buen ejemplo de esta tendencia de boogie endurecido. Incluye una participacion de un instumento de la invención de Wood: el banjar, mezcla de sitar y bajo y un mini solo con el oboe. A pesar de durar mas de siete minutos no se hace pesada. Como iba diciendo, esto es hard rock, tamizado por incrustaciones de blues, jazz, música clásica barroca y una amalgama de country rock sureño, pero hard rock al fin y al cabo. Eso si, muy trabajado a nivel melodico. Muy alejados se encuentran respecto de su disco de debut.

"Turkish tram conductor blues" (Bevan) se mueve en la misma linea, una mezcla entre Led Zeppelin y Eddie Cochran. Ya que hablamos de esta canción compuesta por el batería, hay que mencionar su labor en este disco (tambien la del bajista Rick Price). Si ya en su debut que era una cosa más beat, más de la época, se mostraba como una suerte de Keith Moon, alejado del tipico batería de la epoca a lo Ringo Starr, aqui demuestra que ha nacido para tocar rock duro.
Las dos canciones de Lyne en este disco nos muestran la enorme influencia que los Move han tenido en bandas como Queen. "What" es un medio tiempo con unas masas corales que anteceden a esos coros tan caracteristicos de Queen y un sonido liquido de la guitarra de Wood que esta soberbio. Atencion a la seccion rapida que introduce con su instrumento. Y "Open up said the world at the door" resume todo el "Queen II" (1975) en siete minutos. Si os acordais del elepe de Queen que menciono, es su obra mas barroca, casi rock sinfonico. La melodia vocal en falsete de "The fairy feller´s master-stroke" (Queen) me recuerda a esta pieza. Por suerte, la de los Move no estan odiosa. Wood tiene espacio para lucirse en la pieza de su colega con su oboe y de meter un solo guitarrero que lleva el tema a ese extraño final con el coro gregoriano y el piano clasico tocado por Lyne.

"When Alice comes to the farm" (Wood) es rock sureño endurecido con piano a lo Jerry Lee Lewis y algun toque descolocante tipico de Wood como son esos fragmentos de chelo tan bien incrustados que aunque sorprenden, quedan feten. "Brontosaurus" (Wood) fue el hit del disco, en su linea de endurecer rock & roll de los cincuenta. Vamos, lo que han hecho Ac/Dc durante toda su carrera pero unos años antes y con mucha más imaginacion. Atencion al dron de bajo y esa guitarra como slide pasada por alguna pedalera de distorsion, persiguiendo a ese piano de boogie sureño. Y para finalizar, tambien de Wood es "Feel to good" que en realidad son dos canciones (es la pieza más larga del disco llegando casi a los diez minutos). La primera es una suerte de encuentro entre los Beatles y algo asi como soul sicodelico. Y la segunda "The Duke Of Edimburgh's Lettuce" un doo wop a capella de Lyne, insertada a modo de coda. No esta mal, pero si se hace un poco larga si no tienes el día de escuchar proto rock sinfonico.

BONUS: Un monton, ya que son diez, mientras el disco solo incluye siete canciones. "Wild tiger woman" (Wood) es una cosa entre Slade, Sweet y Gary Glitter (pero antes, claro). "Omnibus" remite a las sonoridades de su debut. "Blackberry way" es uno de los mayores clasicos de los Move, aparecido solo en single e incluido aqui. Una espectacular produccion de Jimmy Miller para una canción entre los Beatles psicodelicos y/o costumbristas y las nuevas tendencias musicales del momento (hard rock, experimentación, sinfonismo). En "Something" volvemos a encontrarnos con la voz de Carl Wayne demostrando cual era el camino que recorreria en su carrera en solitario: la de emulo de Tom Jones. Una buena canción en todo caso. "Curly" es una encantadora canción que nos devuelve a los primeros Move y que anticipa al Bowie de "Hunky Dory" (1972).
La delicada y casi acustica (lleva hasta una percusión golpeando el bombo de la bateria con la mano) "This time tomorrow" podria pasar por una composicion de Macca. "Lightning never strikes" vuelve a los terrenos del disco pero manteniendo esa mezcla de sonoridades acusticas y electricas como el tema anterio. Y completan los bonus una version en italiano de "Something" y dos tomas maqueteras de "Wild tiger woman blues" y "Curly".

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sábado, 25 de octubre de 2008

Nick Cave "Kicking Against The Pricks" (1986)


Este album de biblico titulo es uno de los mejores discos de versiones que se hayan grabado jamas. Mi favorito junto a "Gonna Take A Miracle" de Laura Nyro. En este disco Nick Cave repasa no solo sus influencias, sino que da una interesante lección de historia de la música popular, evitando en gran medida los lugares comunes y cuando estos se cuelan (Hendrix o la Velvet) lo hacen de manera muy diferente a las destempladas o excesivamente fieles recreaciones a las que estamos acostumbrados .

Comienza con "Muddy Water" una canción del teclista de Free (del "Heartbreaker" de 1973) convertida en un numero minimalista entre Leonard Cohen, Tom Waits o Bob Dylan (ese órgano a lo Al Kooper). Pasamos de una canción dedicada a un bluesman a otro: "I´m gonna kill that woman" de John Lee Hooker. Recreado como la tradición manda, es decir, algo crudo, primitivo y salvaje. Esas voces que se elevan como si fueran los participantes en un rito antillano de vudu, devolviendo el blues a la esencia, lejos de esas edulcoradas versiones para todos los publico que se vendían en los años ochenta. Y Blixa Bargeld mete una guitarra fascinante, creando un fondo enfebrecido para la declaración psicópata de Cave "I don´t care what the people say/ I´m gonna kill that woman, God knows". Tras esto queda gracioso ese "Sleeping Annaleah" de Newbury interpretado por muchos cantantes melódicos (Tom Jones entre ellos). "Long black veil" con un duelo de guitarras entre Blixa (steel) y Hugo Race en la versión de esta balada tradicional irlandesa muy popular entre los estados del sur de Norteamerica (versionada, entre otros, por The Band, Joan Baez, Johnny Cash o los mismos Chieftains).

Lo que hace Nick con el "Hey Joe" es de otro mundo. Su voz grave y sus dotes de interprete convierten la canción en algo muy amenazante. Y la instrumentación es genial con ese dron de órgano burbujeante y la bateria en stacatto (muy típico de las primeras canciones de Roy Orbison en los 60) de Mick Harvey. Y esa sección de cuerda que se va infiltrando poco a poco. Hugo Race también esta magnifico con esas guitarras sucisimas. Esta versión es tan buena como la de Hendrix. Y en "The singer" de Johnny Cash bate sin problemas al maestro. Su interpretacion transpira toda la tristeza del mundo en esta historia de un cantante de segunda, condenado a errar sin destino alguno:

All the truths I tried to tell you
Were as distant to you as the moon
Born 200 years too late
And 200 years too soon

El "Black Betty" de Leadbelly es mucho mejor aquí que en esa horrible versión de unos tales Ram Jam que se popularizo unos años atrás. Parece grabada sobre la marcha, improvisada. Solo se acompañan de la percusion de Harvey. Cave se mete en un brete del que sale airoso al atreverse a versionar el "Running scared" de Roy Orbison, llevandose a su terreno. Donde vuelve a superar al original en esa version acelerada de "All tomorrow´s parties" con unas guitarras desatadas de Mick Harvey y Blixa. Le tengo un especial cariño a la version del "By the time I get to Phoenix" de Jimmy Webb (popularizado por Glenn Campbell) por haberla descubierto en este disco. Una grandisima interpretación, tan buena como la de Campbell y que queda como un guante para alguien como Cave.

Ahora es el turno de una pieza popular que versionaron los Weavers (el grupo de Pete Seeger) y Alex Harvey Band, entre otros, "The hammer song". Vistiendose otra vez de crooner decadente se atreve con el "Something´s gotten hold of my heart" de Gene Pitney (que en esos años volvio a regrabarlo a duo con Marc Almond), una rendición tremenda de un clasico. Y para terminar dos grandiosas versiones, el gospel tradicional (aunque es ligeramente blasfema supongo) de "Jesus met the woman at the well" muy cachonda con esos toques de doo wop. Y para dar el cierre nada mejor que "The carnival is over" de los Seekers que tiene un caracter melancolico que encaja muy bien como despedida.

Por cierto que si a alguno le gustase el disco como para comprarselo, que se espere unos meses, que esta apunto de caer una reedicion con un cd extra.

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jueves, 23 de octubre de 2008

David Bowie "Diamond Dogs" (1974)


Pues tras dos obras maestras como son "Ziggy Stardust" (1972) y "Aladdin Sane" (1973) Bowie sigue moviendose en los mismos terrenos, aunque dando un paso hacia su reinversión en cantante de soul de tintes frios. Mezclando la emotividad del soul con krautrock que desembocaría en su trilogía berlinesa junto a Brian Eno. Un poco como lo que por otro lado estaban haciendo Giorgo Moroder con Donna Summer por ejemplo en su mayestática "I feel love" o posteriormente Prince, en canciones como "The beautiful ones". Bien, pues todo eso ya se encuentra en este disco.

Es también el disco con influencias Orwelianas, que se hacen patentes desde esa introducción que es "Future legend" que nos muestra un Londres futuro en pleno régimen totalitario. La misma música que acompaña el recitado de Bowie tiene un aire post victoriano, de gloria decadente (y un guiño al "Anydaynow" de Bacharach para Chuck Jackson). "...en Ciudad Hambre pulgas del tamaño de ratas pican a ratas del tamaño de gatos...cualquier día de estos, en el año de los Perros de Diamante...This ain´t rock & roll/ This is genocide" de esta manera se introduce el rock & roll stoniano (no solo el riff sobre el que se vertebra la composicion, sino los detalles del piano y el saxo parecen escapados de un discos de los Stones) que da titulo al disco. Es una buena canción pero lastrada por la presencia de ese "Rebel, rebel" que se llevo (logicamente) los aplausos de los fans.

La tripleta de canciones que precede son lo mejor del disco junto al popular single: "Sweet thing" con un Bowie dando una leccion de como se debe cantar con esos cambios de tonalidad de los que tanto aprendieron Brett Anderson y miles de emulos más. Eso si, aqui se mueve en terrenos más graves que en la majestuosa "Life on Mars" de solo unos años atras. Parece que ya no es capaz de dar esos cambios de octava tan acrobaticos.
"I´m on your way/ And I´ll steal every moment". El barroco pianista Mike Garzon se cruza con la guitarra del mismo Bowie, que toca siguiendo las lineas maestras de Mick Ronson. Tras ello comienza, de seguido, "Candidate" que muestra los progresos de Bowie con el saxo. Como dice Coque Malla (si, ese, el de los Ronaldos) nadie ha molado tanto con un saxo tocandolo tan mal. La parte de "Candidate" se va acelerando progresivamente hasta desembocar otra vez en el saxo de Bowie, dando paso al "Sweet thing (reprise)" que toma la escructura del principio, pero aun más decadente y gloriosa, con Bowie lanzandose sin red sobre sus registros en falsete. El final instrumental es precioso: Mike Garzon toca algo de sabor clasico y de continuo entra la guitarra de Bowie sonando muy sucia sobre una base ritmica de rock & roll. Se podra decir lo que se quiera sobre los sablazos musicales que ha dado Bowie a todo Cristo que le haya gustado, pero ¿y su capacidad para dar vida a esas referencias en un discurso musical tan poliedrico y de tal calidad?

"Rebel, rebel", como "The Jean genie" de "Aladdin Sane", es totalmente stoniana. Ese riff, la interpretacion de Bowie (sobre todo al final cuando se pone a repetir el estribillo y a imitar los manierismos vocales de un Mick Jagger). Pero es tan buena como "Jumpin´ Jack flash". No es lo unico que tomo a los Stones, pues como algunos sabreis, la misma portada se la robo a los Stones un día que se paso por el estudio donde estos estaban grabando su "Black & Blue" y un ingenuo Jagger le enseño la portada que pensaban poner a su disco. En fin, aun asi hay que reconocer que a Bowie le pega mucho más esa imagen y que este disco le da cien mil patadas al de los Stones.

"Rock´n´roll with me" mantiene ese tono desenfadado de la anterior. Un himno glammy para corear todos juntos en los disco pubs. Que bien toca la guitarra Bowie en este disco y que bien canta. Mike Garzon esta en su linea, o sea, magistral. Es una pena que este hombre no este reconocido como deberia. Es uno de los mejores pianistas que he escuchado y no solo de rock. El hombre tenia su formacion clasica y es que aparte de ser mucho mas virtuoso que petardos como Rick Wankerman (si, otra vez el mismo chiste) o Emerson, tambien sabe darle al rock, permanecer quietecito si la cancion lo exige o probar con el piano electrico: como en la misma "We are the dead" con juego entre una estructura no lineal como la de una canción de musical pero con sonoridades rockeras.

Como os aseguraba al principio, este disco avanza las sonoridades negras que tomaria Bowie ya desde su siguiente disco. "1984" poderosamente influida por "Shaft" de Isaac Hayes. Cuando compre este disco pense que esta canción esconderia un ambiente tenebroso como corresponderia a una adaptación sonora del libro de George Orwell y me sorprendio este funk sinfonico a la manera de Hayes (aunque aqui no son cuerdas lo que escucha, sino un mellotron). Bowie esta glorioso (esos "oooh") y Mike Garzon tremendo con su pianito electrico al que saca deliciosos sonidos como esa especie de sirena policial con que se abre y concluye el tema. Siguiendo con el tema Orwell, "Big brother" que se abre con el sonido de un saxo planeando por la superficie lunar a la manera de sus instrumentales de "Low", mezclando exotismo con melancolia. Luego la cancion en si tiene un aire a "Hair" el musical. Me gusta especialmente cuando aparece ese coro femenino y entra una guitarra acustica y una pandereta. Parece algo entre Phil Spector y el "Wizzard Brew" (1973) de Roy Wood. La cancion esta enlaza, por medio de una guitarra electrica, con la siguiente, "Chant of the ever circling skeletal family" que es una suerte de coda de la primera para finalizar el disco. Que permite al bateria Aynsley Dumbar lucirse con la percusion. ¿Y que demonios sera ese sonido sobre el que el ritmo parece deslizarse? Parece producido con una guitarra, pero a saber.

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miércoles, 22 de octubre de 2008

Sir Douglas Quintet "Mendocino" (1969)


Pues esto del country rock texano es muy similar en espíritu a la rumba catalana, a los palos más alegres del flamenco o a las jotas aragonesas. Desprende una alegría de vivir a la vez que una tristeza existencial muy emocionante. Doug Sahm al igual que Michael Nesmith, le da cien patadas al omnipresente Gram Parsons. El estilo de Doug es más sencillo y directo que el de Nesmith, al menos en este disco (que cuando le da por rendirle homenaje a Miles Davis tiene su miga) pero es igualmente soberbio. Y esta lleno de detalles sonoros que le convierten en algo de su época y le alejan de una mera recreación de glorias pasadas. Lo que ocurre que el chaval es tejano y eso pesa mucho.

Bien, esta maravilla de disco comienza con la canción que le da titulo al álbum, "Mendocino". Ese órgano feriante os puede recordar en esencia al carácter que recorría el "Veneno" (1977). Ya en "I don´t want" el jolgorio deviene en un baladon sureño. Esa guitarra fronteriza que Ennio Morricone usaba en sus bandas sonoras de spaghetti western. Sahm se marca un solo muy bonito a mitad de canción, muy sencillo, creando variaciones sobre la melodía principal. Tambien se marca un punteo guapo al final, ocupando un canal del estereo. "I wanna be your mama again" no fue versionada por Mott The Hoople en su album de debut como si ocurrio con "At the crossroads", pero sirvio de inspiracion para su propia "I wish I was your mother". Tiene un algo muy viril en la voz de Doug, muy del lejano oeste o digno de la masculinidad de un cantaor flamenco o un torero. Aunque su voz encaje a la perfeccion en temas de inspiracion country, es una voz de soulman. Lo mismo que estan haciendo musicos como Solomon Burke o Joe Simon, es decir, cantar canciones country llevandolas al soul, lo hace el. Aunque con una ligera diferencia: el acompañamiento de Doug es más tradicional (para algo es de Texas). Aunque ojo, en este misma "I wanna be your mama again" mete una guitarra reptante a lo Tony Joe White.

"At the crossroads" es facil de definir: gloriosa. Es curiosa la produccion del disco. Suena a veces muy opaca, sobre todo la voz de Doug que parece raspar como lija y estar grabada lejos de donde suena el resto de instrumentos. En esta cancion podemos escuchar un organo a lo Al Kooper, he incluso en algun fraseo de voz, Doug parece el Dylan de "One of us must know" (de su "Blonde On Blonde"). Pero Dylan nunca podria con esos tonos de soulman desaforado de Doug cuando canta roto con toda la emocion del mundo "Someday a change will come/ And you´ll be beside me one more time/ One more time". Tambien contiene la reivindicacion sureña de "You just can´t live in Texas/ If you don´t have a lot of soul" (fijaros en que sonido más molon saca Doug de su guitarra tras este verso). "If you really want me to I´ll go" es de Delbert McClinton. Ya sabeis, el hombre que enseño la tocar la armonica a Lennon. Es la más floja del disco. Pero no preocuparse "And it didn´t even bring me down" vuelve a elevar el nivel del disco a lo más alto. Aqui participa de manera soberbia Frank Morin con unas lineas de saxo que es imposible no tararear cuando las escuchas. Es una composicion pegadiza y de caracter alegre.

Más orgullo paleto (o redneck) de ese que gusta tanto a personas asilvestradas como el que os escribe en la cachonda "Lawd I´m just a country boy in this great big freaky city". Con un titulo como podeis ver, digno de nuestro baturro universal, Paco Martinez Soria. Cachondeo a raudales y esas conexiones psicotronicas con nuestra musica popular las podeis observar en las imprecaciones de animo que interpela Doug a la banda y al oyente. Y un piano digno de la casa de peor reputacion donde se toque barrelhouse. Ese sano cachondeo se mantiene en la revision acelerada del mayor exito del grupo: "She´s about a mover". Esta cancion habia salido como single en el 66, cuando Doug escucho a los Beatles y dijo "Copon, pero si estos chavales tocan country". El tio ni sabia que eran britanicos hasta que se informo. Asi que se dijo asimismo que un chavalote de Texas podia hacer frente a la invasion britanica el solo. Asi que compuso este rhythm & blues con pinceladas tex mex. No es una composicion muy original por su melodia, ya que segun la escucheis pensareis que la habeis oido bajo otro nombre miles de veces, sino por su indisioncratico ritmo cajun. No muy diferente a mucha de la musica que podias escuchar en aquella epoca en Texas o Louisina, pero si muy original respecto a los ritmos de los discos de rock y ese organo genial de Augie Meyer. Como os dareis cuenta al escucharla la cancion tiene una importante deuda con el "What I´d say" de Ray Charles de quien Doug tomo su estilo vocal, pero al final de cada verso, la progresion armonica es muy diferente al de los doce compases tipicos del blues.

Esta version esta más acelerada respecto a la original. La voz de Doug suena mas tomada que nunca y se casca uno de sus caracteristicos solos al volumen once de su instrumento. Tras avisarnos, eso si, que el chaval aunque rural es educado "...this freaky guitar playing". En "Texas me" se luce con el fiddle (el violin tipico del country) con ese sonido engordado con eco y regrabado en varias pistas. "Oh baby it just don´t matter" cierra el album. La voz es tan ronca y velada (tambien muy soulera) como en "She´s about a mover" pero el ritmo es más duro, más rockero que en cualquier otra pieza del disco. Y se despide con un solo que me recuerda al Robbie Krieger de "Five to one" mezclado con aires a lo Hendrix.

En los extras, aparte mezclas distintas de "At the crossroads" y de "Texas me", tenemos varias canciones ineditas. La mayoria son muy deudoras del Dylan de "Highway 61" y "Blonde On Blonde": ritmos simples donde Doug inserta sus letras rurales. Pero la joya es ese "Sunday sunny mill valley groovy day" una cancion que puede alegrar el dia a cualquiera. Tras ese estribillo delicioso, el organo se marca unas notas que parecen compuestas por Alguero, Santiesteban, Manuel Alejandro u otro genio de nuestra musica lounge. El tipico organo de canción playera pero infinitamente mas acertado y gracioso. Tras los siguientes estribillos el organo es acompañado de la voz cruda de Doug cantando unos "lalalalas" maravillosos. Tambien hay que destacar esos sonidos de guitarra que suena como si fuera una mandolina que el gran Doug saca a su guitarra.

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Suede "Dog Man Star" (1994)


Es descacharrante lo de cierta prensa nacional que actua a modo de reflejo de la prensa musical inglesa. Esa que dice de que si usted copia o se influye por los Faces o Rolling Stones es un rockista (barbarismo que solo usan los criticos nefastos, al igual que poppy, por otro lado) descerebrado y cerril en sus gustos. Pero si usted copia algo más britanico (¿?) como pueda ser Bowie o Marc Bolan es un tipo con gusto que pronto (la divina perseverancia) adquirira un estilo propio. En ocasiones, esta misma prensa salta el charco, cuando la mercadotecnia alcanza niveles desopilantes (lo cual habla muy claro tanto de la independencia de los criticos como de su nimio criterio) como es el caso, más o menos reciente, de los Strokes. Grupo que a base de hacer el mismo disco: un mal remedo de Television y otras glorias setenteras de Nueva York (el que compare el finisimo trabajo de un Tom Verlaine con esas guitarras de todo a cien de los Strokes es que no tiene ni idea) ha encontrado "un estilo propio" (sic).

En fin, dicho mal y pronto, que los Black Crowes eran una cosa retro, pero los Suede no. En los dos casos, ambos grupos comenzaron copiando a sus respectivos referentes. Pero lo hacian muy bien los malditos. Tan bien que hasta se les perdonaba.

Otro punto en comun es lo asesinable de sus cantantes solistas. Chris Robinson es un bocazas que primero la soltaba y luego se comia sus palabras. Por ejemplo, lo que dijo de Robert Plant sobre que este no se atreveria a cantar despues de el. Luego acaban siendo meros comparsas de Jimmy Page en un disco en directo tocando las canciones de los Zeppelin, donde Robinson hace de emulo de Plant...bajando las canciones una octava, claro, porque si no, no llega. Y Brett Anderson es poco mejor: que si bisexual que nunca ha tenido una experiencia homo (¿Me diga? Esto es tan creible como lo de un manchego que habla catalan en la intimidad o fumarse un porro sin tragarse el humo) y gilipolleces varias. En fin, que ambos tenian un ego que rianse del de un Morrissey o un Ian MacMulloch. Eso si, hay que reconocer que los dos cantan de miedo y a pesar de ser bastante gilipollas, son talentosos musicos.

En este segundo disco del grupo los Suede encuentran su estilo propio. Bueno, para ser más sinceros, la cosa va más bien encaminada a "porque copiar a Bowie si podemos sablear directamente a sus referentes" (lease, Scott Walker). No obstante, este es un disco soberbio. Aunque es curioso que cuando medio mundo se dedico a fusilar el libro de estilo de Scott (Tindersticks, Divine Comedy, Jack, Nick Cave, Jay Johanson y un monton más) este se descolgase con un disco como "Tilt" (1998) que era una patada en boca a todos sus emulos. Genio y figura.

Es este un disco muy ambicioso, con orquesta de cuerda, metales (bueno, de hecho, en alguna cancion interviene una orquesta sinfonica en pleno) y lleno de esos detalles sonoros que tanto me gustan. Ya digo, canciones a lo Scott Walker interpretadas por una voz más cercana a Bowie (otro emulo de Scott, , cantante de Divine Comedy, a pesar de tener un falsete tan apto como el de Brett, en los tonos graves se acerca más a Walker), junto al glam rock (otra vez Bowie y Bolan) del anterior disco. Tambien como influencia menos detectada se puede observar cierto paralelismo al "Around The World In A Day" (1985) de Prince. Es curioso que cuando presentaban este disco en directo sus espectaculos fueran tan populistas. Es obvio que no iban a poder girar con una orquesta, pero a falta de detalles, se volcaron en "la comunion con el publico". Y es tambien curioso que este populismo, cuando no es acompañado de esos aires britanicos, androginos y bien vistos por la prensa de bien de moda musical (o tendencias), se suela denominar "rockismo". Pero para que no fuera asi, tendriamos que suponer que la gente piensa por si misma y no por lo que digan los dicterios de moda.

Lo mejor del disco, aviso ya desde el principio, se encuentra en lo que seria la cara B si esto fuera un vinilo. Las canciones más ampulosas y barrocas. Comienza con "Introducing the band" dado su aire (retro) futurista que es una cosa tipo "Future legend" (si, la que acababa con la gloriosa frase "This ain´t rock & roll/ This is genocide") del "Diamond Dogs" (1974) de Bowie. Lo mejor no es la estructura melodica, armonica o ritmica, que no reviste ningun interes, sino el trabajo de Butler con esas burbujeantes guitarras en la escuela Mick Ronson y ese piano que cuela de fondo. "We are the pigs" fue uno de los singles, junto a "The wild ones". Más glam rock, en esta ocasion con seccion de metales. Otra vez Bernard Butler es quien capta nuestro interes con esas guitarras que mete. Más interesante por su trabajo como instrumentista que otra cosa. Lastima que despues de grabar este disco se largase y el grupo iniciase una lamentable cuesta abajo. En la floja pero pasable "Heroine" son sus arpegios lo mejor que se puede sacar de la escucha.

El disco empieza a mejorar con "The wild ones". Un rasgueado de guitarra acustica, un difuso fondo sonoro orquestal y Brett llenando el espacio sonoro con su gloriosa voz. Supera toda su carga añeja por lo bien construida e interpretada que esta. Suena a clasico de otra era, pero en bien. De esas que te hacen exclamar algo como "ya no se hacen canciones asi de buenas". No causa una adiccion tan facil, pero es incluso mejor, la siguiente "Daddy´s speeding" donde juegan a cruzar el glam de Bowie con la psicodelia de los Beatles (o quiza Syd Barret). La cancion trata sobre el accidente de trafico de James Dean (la pista nos la da la foto de este en su bolido encima de letra en el libreto, tampoco hay que ser un prodigio de perspicacia). El omnipresente Butler se luce tambien tocando un piano a lo Mike Garzon (el excepcional pianista barroco de Bowie) y con esa guitarra sobresaturada del solo que se pega al final.

"The power" es divertida sin más, mola como meten esa seccion de cuerda en esta cancion. Vamos, lo que hacia Tony Visconti cuando producia a Bolan, pero esta curioso ese estribillo punteado por las cuerdas. A Butler le da por usar la misma afinacion saturada de la anterior. En "New generation" la similitud del registro de Anderson respecto a la de su mentor Bowie es rayana en el plagio. Lastima de ese desarrollo facilon de "Hollywood life" cuando tiene ese comienzo tan interesante de metales. Pero ahora comienza lo bueno de verdad. El sindrome de solista de "dejarme a solas con el piano" de Brett en "The two of us" alcanza unos resultados magnificos. Y ese soberbio final, cuando la guitarra electrica rompe el tono intimista para abrazar la epica, con Brett repitiendo "Alone but not lonely, you and me".

Otra cancion inmejorable es "Black or blue", mi favorita del disco (junto a "Still life"). Ese inicio que parece flotar en el eter con esa soberbia utilizacion del arpa y un organo catedralicio. Irrumpe la voz de Brett que va alternando su falsete más androgino con tonos baritonales. Esos rasgueos de arpa que anuncian cada linea cantada son preciosos. Y la fuerza con que irrumpen las cuerdas en ese estribillo magnifico. Por cierto que los arreglos orquestales son de Brian Gascoine que habia trabajado para Scott Walker. "Asphalt world" es un suite de nueve minutos que habla de la desolacion de la vida urbana en su sector menos favorecido. Pero nada de irse a mundos dickensianos de gente de arrabal. No, el mismo camellete de barrio que podemos conocer cualquiera de nosotros. Gente cercana. Y ese solo doblando las guitarras de Butler es genial, con ese wha wha tan bien usado y sin caer en el topico al uso (imitar a Hendrix). De verdad que este tipo esta a la altura de un genio como Mick Ronson.

Y para acabar la majestuosidad de "Still life". No se si era su intencion, pero a mi esos acordes de acustica y la orquestacion tan suave, me llevan a un amanecer. Despues del descontrol y mal rollo de la cancion anterior, Anderson nos ofrece un rayo de esperanza. Aun hay vida. Ese tono grave con que entona, aceptando las miserias de su existencia: "This still life/ Is all I ever do/ There by the window violently killed by you" (¿un amante? ¿el sistema? ¿una sustancia?). Ese tono aceptativo más que apesumbrado se convierte en apasionada reafirmacion cuando vuelve a cantar las mismas lineas, con su voz alzandose a las alturas. Ningun fan de Scott Walker puede pasar por alto la grandiosidad de esta interpretacion. Y ese soberbio instante abatido "...but still, still life" a media voz con la orquesta hediendo a nocturnidad y sonidos de insectos ("In the glass house/ my insect life"). Tras esto un final grandioso (no grandilocuente, sino grandioso) con la guitarra de Butler junto a una orquesta desatada.

Pese a lo que pueda parecer por mis comentarios sobre algunas canciones, este es un disco muy recomendable, donde los instantes buenos son tan fabulosos que te hacen olvidar los flecos sueltos del album. Unicamente por mis dos canciones favoritas, aunque el resto fuera farfolla (que no lo es) mereceria la pena. Por acabar, comentare que me es curiosa esa comparacion entre los Suede y los Smiths. A nivel de textos o por la dicotomia Morrissey/Marr y Anderson/Butler, puede tener relaciones. Pero a nivel musical no se parecen demasiado (no lo digo ni como algo positivo, ni negativo, simplemente que no les veo mucho parecido). Incluso las letras de Anderson son más callejeras y no tienen ese toque de dandy fino a lo Ray Davies que si tiene Morrissey. Morrissey habla de clases medias (aunque el fue siempre un bicho raro y las mire desde fuera, tambien las describio de forma solo comparable a la del citado Davies), Anderson habla de clases algo más bajas o simplemente, es que las condiciones de vida han descendido en lo que media de uno a otro.

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domingo, 19 de octubre de 2008

Joe Lee Wilson "Livin’ High Off Nickels and Dimes" (1972)


Hace unos años en un blog dedicado a compartir canciones (canciones si, no discos enteros, ya que las paginas de descarga no se habían popularizado por entonces y el espacio de memoria en los blogs era limitado) descubrí por mero azar el "It´s you or no one" de este álbum. Me pareció tan maravillosa que me dedique a buscar información sobre el tipo. Su hito más conocido era su participación en "Attica Blues" (tambien del 72) de Archie Shepp. Buscando un disco que incluyese la canción que me había seducido, descubrí que había sido editado en un elepe de un pequeño sello y que nunca fue reeditado (y el sello estaba desaparecido).

Pero gracias al blog de Federator podemos disfrutar de este disco, con carátulas y toda la información sobre como fue registrado. Es increíble, por lo apañado que suena, que sea una grabación en directo de un concierto en una pequeña emisora de radio.

Se abre con la divertida "The theme/ Aquarian melody" sin relación alguna con el "Aquarius" de "Hair". Una saltarina y frenética pieza con un toque latino. Prosigue mi favorita "It´s you or no one". La voz de Joe Lee Wilson es la de un barítono en la linea de Johnny Hartman, pero es mucho más exhibicionista que este (lo cual no es una critica, advierto). El solo de piano de Ray MacKinley es una absoluta maravilla. Me encanta como pasa de esa frialdad del jazz, esa inteligencia musical abstracta que corta como un cuchillo. Como esa pura matemática deviene en cascadas de notas que transmiten sentimiento aunado con virtuosismo. me encanta también el instante en que vuelve a entrar la voz acompañada de ese saxo tenor velado de Stafford James (muy en la linea del acompañamiento lírico que proporciono Coltrane en su disco con Hartman), haciendo cosas bellisimas en el fondo. Hasta que la voz de Wilson se arrebata y demuestra el enorme recorrido de su bello timbre baritonal. Una canción tan deliciosa como "In a sentimental mood" de Coltrane y Ellington, de su disco conjunto del 62.

Las siguientes piezas "Strollin´" (de Horace Silver) y "Jazz ain´t nothin´but soul" tienen un carácter más rítmico y desenfadado. Hasta que llega esa enorme recreación del "God bless the child", la pieza que Billie Holiday llevo a lo más alto. Sobre un chelo o quizá un contrabajo tocado con arco, en ese contexto tan intimo, Wilson comienza a cantar. Pronto se van incorporando los demás instrumentos y la pieza va adquiriendo un aire menos melodramático. Y para acabar "You make me want to dance" una encantadora canción que transmite alegría.

En fin que es un disco que entra muy bien y gustara a todos los que se emocionen con Johnny Hartman y similares.

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sábado, 18 de octubre de 2008

Guerra de chapas

Derivando sobre un título tomado a Pergaud, voy a proceder a disertar sobre tan noble arte. Una actividad en extinción, de la que probablemente he sido el último experto mundial (y casi que el único) y debería ser apoyada con subvenciones y no esas actividades rústicas de vascos y catalanes.
Bien, en vuestra juventud todos habreis conocido distintos juegos infantiles relacionados con las chapas. El más popular quiza era el de la Vuelta Ciclista. El problema de tal juego es que te lo pasabas mejor creando la pista por la que luego rodarían tus chapas que jugando: si eran pocos jugadores, porque si el nivel no era parejo no había emoción y si eran muchos, ¿qué demonios haces tras tirar mientras doce chavales tiran sus chapas hasta que te vuelva a tocar? ¿mirar sus "evoluciones en la pista"? !que divertido! Este era un juego que ya desde pequeños nos separaba en dos grupos, según lo practicases o no, e indicaba por parte de los frecuentes a esta actividad, una cierta preocupación por encajar en el entorno social y poca imaginación. Los hombres de verdad necesitábamos ser (únicos) protagonistas de nuestros juegos y dominar a las masas (aunque fueran chapas).
Bien, dicho esto, para jugar a la Guerra de chapas, se necesitaban chapas, una cantidad ingente de ellas, hasta aquí todos de acuerdo.Primero estaba el problema de conseguirlas, nada mas fácil que ir a la bodega del barrio y preguntarle al dueño que si te podía dar una bolsa con chapas. Frecuentemente, el dueño encantado de la vida de soltarte una bolsa con lo que para el era basura y para uno era "el material con el que se hacen los sueños" citando a Shakespeare via Hamlet.
Con las chapas en la bolsa, llegábamos a nuestra habitación (esta es la variante indoor del juego, si hace buen tiempo podríamos practicar la variante outdoor, esto es, en la puta rue) y desplegábamos su contenido por el suelo o la colcha de la cama.Los preparativos consistían en separar las chapas en dos grupos, mas o menos, iguales (no hace falta contarlas). Para en medio de la trifulca poder diferenciarlas, pasábamos a marcar una cruz con rotulador (de cualquier color) en el interior, a uno de los dos grupos.
Una vez hecho esto, elegíamos el contexto apropiado para que se desarrollase la batalla. Normalmente, solía combatir contra orcos de Mordor o moros invasores de la península ibérica, que vienen a ser lo mismo. Dependía este detalle del ultimo cómic o película que hubiese cautivado mis retinas. Un detalle importante, en el que se distinguía un general de ejércitos de chapas que quería mandar sus ejércitos hacia la gloria y no un simple advenedizo, era que si habíamos tenido la suerte de conseguir una chapa con revestimiento de corcho y papel de estaño (creo que venían con las botellas de leche de Lanjarón), que eran mas pesadas y por ello mejores para el combate (por algo que explicare mas adelante), asignarlas el rango de capitán general de nuestro ejercito.


La ambientación también era un capitulo importante en este juego. Desde elementos de atrezzo como Exin castillos o construcciones con Tente y Lego. Y luego, claro está, el motivo de nuestra cruenta batalla. No es lo mismo, pelear por liberar a la península del yugo islámico o por derrotar al señor oscuro, que por cualquier otro motivo. El efluvio a cerveza que solían desprender las chapas, desparramado por nuestra pequeña habitación y olfateado por nosotros mismos durante horas, solía ayudar bastante a la emoción del juego.

Ahora pasamos al mecanismo del propio juego, que consistía en ir chocando entre sí, dos chapas de ejércitos contrarios, hasta que una cayese dada la vuelta. Entonces estaba muerta. Así hasta el genocidio de uno de los dos ejércitos. Aquí no había rendición posible. Cada uno de los dos ejércitos debía tener un general, estas chapas, tenían dos vidas. Es decir, debían caer boca abajo dos veces consecutivas para fenecer.Para agilizar el juego, podríamos hacer uso de las salvas de cañón (las cuales, para que fuera un juego equilibrado, debían disponer del mismo numero de ellas, ambos ejércitos). Había dos variantes: de pelota de tenis o de garbanzos. En la primera variante, se lanzaba con toda nuestra mala leche una pelota de tenis (o varias, de una en una, eso sí) contra un grupo de chapas enemigas. Las que caían dadas la vuelta, habían perecido bajo el encarnizado fuego


En la segunda, que era más sutil y de jugador avezado, tenía en cuenta nuestra inteligencia al elegir el grupo de chapas (que digo chapas, !soldados enemigos sedientos de sangre española!) sobre el que "espolvoreábamos"por encima un puñado de garbanzos. Todas las chapas que en su interior tuvieran un garbanzo, perecían.
También, podríamos crear todo tipo de obstáculos. Recordar que este juego esta únicamente limitado por la imaginación del jugador.
En una ocasión, una gloriosa mañana de sábado en la que invadí la fortaleza del sultán Ahbud-El-Zahid y su ejército de saitanes rojos, hubo que cruzar un tramo caudaloso del río Ebro (la alfombra de la habitación) en chalupas (cintas de casette a las que metía dentro el mayor número de chapas) mientras hacían fuego (pelotas de tenis) sobre las cintas. Una vez cruzado el río, tenías que subir a la montaña donde estaba sita la fortaleza, cruzando un peligroso desfiladero (un tablón de madera) donde tenías que usar las habilidades adquiridas en el juego La vuelta ciclista, para no caer. E incluso una vez dentro, tenías que esquivar trampas de canicas que caían y vencer a la guardia personal del sultán (que tenían dos vidas cada uno). Una gesta heroica, que reivindico desde aquí.Lo malo era que debido al olor a bar purulento que dejaban, mi madre me las solía tirar cada pocas semanas. Aunque se recuperaban fácilmente, pero aun así dolía por alguna que otra chapa a la que habías tomado cariño por su destreza en el combate.
Y por ultimo, si no se tenían chapas, se podía echar mano a las fichas de esos puzzles que teníamos por casa. Eso si, se juega con la ficha invertida y si cae en dibujo, esta muerta. No al revés.Normalmente, las chapas de leche Lanjarón (las que tenían corcho y revestimiento circular de estaño en su interior y bla bla bla) eran difíciles de abatir ya una única vez, dado su peso y su forma más aerodinámica y al tener dos vidas, eran muy difíciles de derrotar. Para ser justos, si tenías dos, cada una debía ser el jefe del ejército contrario. Y solían acabar enfrentándose una con la otra. Pero tenia una chapa, del ejército de los buenos, una chapa de toda la vida de tercio de Mahou, que tenía una de sus puntas deformada. Eso no era nada infrecuente, cantidad de chapas, al ser mal sacadas de los vidrios, estaban imperfectas. Pero esa punta tenía el efecto, al chocar con otra chapa, de levantarla y normalmente voltearla. Era la chapa, cuerno de rinoceronte.En una batalla, derrotó no sólo a la chapa de Lanjarón que representaba el general enemigo, sino a 37 chapas enemigas (y el número subiría en el cómputo total de enemigos defenestrados), una tras otra, antes de vencer al jefe enemigo.
Y mi madre me la tiró en una de sus "limpiezas". A la hora de comer la espeté "Pues ahora no como los garbanzos, por tirarme mi chapa" me había tirado todas, nótese el detalle). Y ese día me di cuenta de que las mujeres no saben nada del cariño ni de los sentimientos que los hombres albergan en sus corazones.

Las chapas que hubiesen demostrado su valor en el combate, derribando a un buen número de enemigos antes de fenecer, podían aumentar su rango en próximas batallas, siendo rellenadas de plastilina, para aumentar su fortaleza y vigor en el combate. Eran las chapas Berseker, por que solían derribar a unos 10-12 enemigos, antes de ser derribadas.
Se me olvida hablar de los cuerpos de fusileros, cuya inclusión podía justificarse fácilmente sin anacronía alguna, si la batalla se desarrollaba en un contexto más moderno o simplemente imaginándonos que eran arqueros.Se les ponía a cada una de estas chapas un garbanzo en su interior, normalmente lo constituían unas veinte unidades (no mas, que no fuese que nuestras madres nos diesen un bofetón por dejarlas sin alubias para el almuerzo). El garbanzo se colocaba en el extremo mas alejado del enemigo y apretando con fuerza con el dedo en el extremo contrario, la chapa se inclinaba y lanzaba su peligroso proyectil. Si caía dentro de un enemigo, este había muerto. Normalmente, su uso se restringía a los primeros envites del combate, cuando el enemigo estaba en formación de "tos juntos". Para ser más efectivos, ya que intentar colar el garbanzo en una chapa aislada, era tarea harto difícil.

Christopher Nolan "Memento"


Sobre una hábil reflexión: la forma en la que actúa y levanta los recuerdos nuestra memoria, fundamentando un futuro desde el registro (en el medio que sea, como se vera en la película) del pasado y como reconstruye la identidad, de hecho el proceso que efectúa el protagonista es solo una exageración de lo que hacemos cotidianamente nosotros: interpretar este a partir de ciertos elementos. La unica diferencia es que él lo hace unicamente con registros materiales y un guion excepcional (rara avis en nuestros dias) en que se erige esta obra maestra. Este último es para enmarcar, pues a una excelente idea de base, pero de complicado desarrollo, se le presta un guión que desarrolle y encaje la compleja articulacion temporal de la película.

La forma de narrar la historia, hacia atrás, en el orden inverso al temporal, ya se habia utilizado muchas veces anteriormente pero la peculiar “excusa” que nos brinda la enfermedad del protagonista y su efecto practico, consistente en esa cadena de secuencias enlazadas en orden inverso al temporal, y aun mas, la necesidad de una “pista” cada 15 min., una razon para seguir moviendose en ese eterno retorno, hace que sea mas interesante esta forma de narrar inversa que la habitual.

A la vez que de esta forma, no muestra un excesivo enfoque que nos haga anticiparnos a la historia, solo somos conscientes unicamente de lo mismo que el protagonista en cada momento, ademas narrado en una exclusiva primera persona. En la unica diferencia existente entre nosotros y el protagonista, (nosotros podemos recordar lo sucedido anteriormente en la pantalla) esta el truco para interpretar la historia y darnos cuenta de su necesidad de buscarse estimulos que perduren mas alla de los 15 minutos que le permite su memoria (“Si es que tengo que tener un pasado que sea multiple”, ponia Alan Moore en boca del Joker en la obra maestra del comic “La broma asesina”), asimismo asistimos a las fragiles convicciones sobre las que se sustenta el proceder del protagonista (y el nuestro):

Al principio de la pelicula, los plantamientos del protagonista y sobre lo que se ha basado para llegar a ellos, unas pruebas materiales, que damos por hecho que son ciertos ya que podemos percibir su realidad y no nos los cuestionamos de la misma manera que podemos desconfiar de los recuerdos, nos parecen muy lógicos. Y sin embargo en la película vemos como estas pruebas pueden ser facilmente descontextuadas y reinterpretadas.


La propia obsesion del protagonista por despreciar la capacidad evocatoria de la memoria y dar mayor valor a sus “pruebas”, son muy esclarecedoras del comportamiento humano, obsesionado por dar un sentido y un valor a sus anarquicas acciones, el hombre necesita unos puntos de referencia sobre los que sostenerse y si estos no existen se los crea. (El Quijote no anda muy lejos del protagonista de esta pelicula).

Asimismo, una vez vista la pelicula, esta forma que han elegido para narrarla, nos brinda la oportunidad de concluir el cuadro, al verlo semicompleto. Los sucesos que no aparecen, es decir lo que no se ve, pero se intuye (o se cree intuir por que las posibilidades son infinitas), es igualmente de importante, con lo cual se puede llegar uno a plantear, si todos nuestros razonamientos son falsos e incompletos, los sucesos siempre estan allí, somos nosotros los que decidimos ver unos en vez de otros según nos convenga o nuestro subconsciente halla sido enseñado a reaccionar y nuestro equilibrio mental se basa en que este mismo se encarga de recubrir de una “lógica” creada por nosotros para no ver demasiado (¿qué es la inteligencia sino una medida del dolor?) , de crear un orden.

Todo esto se sustenta en la forma en que nuestra memoria ejecuta el “montaje” del pasado (porque es como un montaje, elige secuencias y desprecia otras “Es un reinterpretacion, no un registro” dice el protagonista), la necesidad de esta de una razon (que se encuentra rebuscando en el pasado) que sustente el presente (y nos conduzca hacia el futuro). Como vemos, ambos se necesitan. Sin recuerdos, sin este juego de vasos comunicantes, no existe la consciencia cierta de un futuro ni un pasado. Esto es justamente lo que le ocurre al protagonista, en 15 minutos no puedes tener mas que consciencia del presente, pero el ser humano necesita de la dimension temporal completa, un antes y un despues, sin estos dos elementos, no existe movimiento posible, se mueve unicamente de forma ciclica. Condenado a repetirse por su única interpretacion posible del pasado.Una imagen de la pelicula: La metáfora del funcionamiento de la memoria del protagonista en la primera imagen de la peli, el "rebobinado" de esa Polaroid en la cual, en vez de emerger la imagen que ha captado, se blanquea

viernes, 17 de octubre de 2008

Piero Piccioni "Il Disprezzo" (1963)


Otra fenomenal banda sonora de un italiano. Los mejores trabajos en este campo provienen fundamentalmente de tres frentes: Bernard Herrmann (alemán afincado en los Estados Unidos), Italia (Morricone, Piccioni, Umiliani y un montón más) y latinoamerica (Schifrin y compañia).

Se abre con "Steam organ" que tiene unos toques de órgano al final extrañamente rítmicos. En el tema principal mezcla un ambiente melancólico y ensoñador creado por la orquesta de cámara y de ciertos toques de jazz nocturno y sensual, con un lírico solo de flauta. En la antología publicada y seleccionada por Mike Patton dedicada a lo más psicodelico de Ennio Morricone, entraría perfectamente este "Divertissement" con ese ambiente enrarecido con el órgano tejiendo una melodía atonal sobre la que se superpone un contrabajo (de manera similar a lo que ocurre en "Sortilege" pero en esta jugando a superponer notas de órgano sobre la melodía principal del mismo instrumento). "Spiral of love" contiene una mezcla de elementos similares a las del "Main theme" del score, aunque más conseguido, con ese solo de metales, por donde se entremezclan diversos instrumentos (guitarra, vibrafono) para contrapuntear la melodía principal. En "Sound of blues" el órgano pasaria perfectamente por el del gran Jimmy Smith o Big John Patton.

En "Fairy tales" como anuncia el titulo, la intención es crear un ambiente ensoñador mezclando las cuerdas y los metales con una neblinosa (¿filtrada?) linea de bajo y algún instrumento de metal de sonido grave. Y esos deliciosos "dababadadas" de las voces femeninas nos llevan a esos maravillosos sesenta. Otro instrumental extraño es "Organ mood". La banda sonora esta repleta de sonidos de órgano con cierto carácter jazz, pero mezclado con la tradición musical mediterranea. A mi es un sonido que me gusta mucho ya que me retrotrae a mi infancia. Recuerdos tardes enteras leyendo Super Humores y tebeos de Tintin, Asterix y demás clásicos en la biblioteca de mi pueblo, sita al lado de un bar donde un organista ciego se pasaba la tarde acariciando las teclas de su órgano.

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The Doors "Morrison Hotel" (1970)


La portada ya rompia con la tradicion de las cubiertas de los Doors, por primera vez aparecia en un color (amarillo) vivo. El single de adelante "Roadhouse blues" daba la impresion de que se habian pasado al hard rock. Bien, es su disco más eminentemente ritmico (Densmore lo gozaria) y el se alejaban de los aires desconcertantes de "The Soft Parade" (1969) para retomar las raices blues del grupo, que tendrian su continuación en "L.A. woman" (1970). En mi podium personal este disco y su debut, comparten el primer puesto. O sea, que estamos hablando de uno de los mejores discos de rock de todos los tiempos.

Hay algo magnetico en la voz de Morrison. No estoy descubriendo nada nuevo, pero es curioso que su voz tenga un tratamiento más similar a la que tendria un cantautor, que a la de un grupo de rock al uso. Su voz siempre en primerisimo plano. Su voz que te atrapa, te sacude y te transforma accionando algun oscuro secreto de tu subconsciente. Esto es rock & roll, esto es vudu. Su voz increiblemente violenta. Ningun otro cantante blanco ha conseguido dotar de esa sensación de violencia a sus interpretaciones. No necesita gritar o poner voz de orco de cuento (vease, el 99% de cantantes de jevi metal y epigonos) para sugerir violencia. Incluso en sus interpretaciones más aterciopeladas hay una corriente subterranea de tension apunto de estallar. Si le comparamos con Robert Plant, ese sucubo malefico que exige sexo, la voz de Morrison, aun preñada de sexualidad (más viril que la de Plant, por su timbre) tiene una exigencia más alla del calenton sexual, una profunda insatisfaccion vital.

El titulo tambien era paradigmatico de que Morrison se ponia al timon y alejaba al grupo de los revoloteos de metales del anterior elepe, que respondian a la mano de Krieger. La antigua figura de los Doors esta presente en "Waiting for the sun", "The spy" o las deliciosas baladas que incluye; "Blue sunday" e "Indian summer". De hecho, aunque prueben cosas nuevas en este elepe, las dotan de un sonido tan Doors que ensambla todas las piezas.

Los aires de boogie sureño a lo Canned Heat de "Roadhouse blues" abren el elepe. La letra incluye una cita a su amigo Alice Cooper (que por entonces no le conocia ni dios). Manzarek toca un piano digno del mejor barrelhouse de la ciudad, Densmore demuestra que es un batería infravalorado y el grupo ruge como el mejor grupo de blues blanco del mundo. Pocos cantantes blancos han cantado blues como Jim. En ella participa John Sebastian de los Lovin´Spoonful, tocando una armonica al más puro estilo del blues de Chicago.
El teclado y la slide se trenzan para crear una atmosfera digna del himno de batalla de Morrison que es "Waiting for the sun". Increible que con unos sonidos tan frios en apariencia nos conduzcan hasta el verano californiano. De repente la pieza, que tenia un acompañamiento espartano (no en cuanto a instrumentacion, sino que no se dedicaban a llenar el espacio sonoro lanzando notas y notas) suena más densa, sin darnos cuenta.
Fijaros en ese teclado de Manzarek que acompaña la voz de Jim cuando canta "This is the strangest life I´ve ever have know". Jim grita y el fondo instrumental se retuerce hasta que el slide de Manzarek vuelve a poner el orden. Que compenetracion existia entre la voz de Jim y sus acompañantes.

"You make me real" es un clasico instantaneo. Densmore marca el ritmo de rock como un titan. Krieger toca un riff sucio a la velocidad que marca la acelerada seccion de ritmo y Morrison demuestra que podria haberse ganado la vida de haber nacido en los años 40, ser negro y dedicarse al rhythm & blues. En "Peace frog" continuan las sorpresas. Esta vez le dan cancha a un funk sureño y pantanoso. Incluso Morrison mete un fragmento de poesia declamada y queda genial. Para descansar un poco, una lenta "Blue sunday", muy apreciable, aunque oscurecida por la genialidad que cierra el disco. En "Ship of fools" continuan experimentando con esa sección ritmica más propia de una cancion funk en una estructura de rock teñido de blues.

"Land ho!" es otra de las mejores canciones de los Doors (este disco esta lleno de ellas, advierto) y otra curiosa mezcla musical y lirica. Una historia de piratas digno de "La isla del tesoro" de Stevenson encajada en una estructura musical mitad balada irlandesa, mitad blues. El fragmento instrumental tras la segunda estrofa, donde relajan el tiempo y la guitarra de Krieger mete un delicioso fraseo bluessy, mientras el fondo ritmico toma un sonido similar al de unos tambores arengando a los remeros, es una genialidad.

"Tuve tres barcos y sesenta hombres
En rumbo por puertos ignorados
Permanecere junto al mastil. que soplen los vientos del norte
Hasta que la mitad de nosotros haya muerto
!!!Tierra a la vista!!!"

El final se acelera mientras la voz de Jim se vuelve más oscura, corriendo por su sangre la estirpe de sus antepasados irlandeses, un pirata borracho de sangre y alcohol.

Es "The spy" una pieza a medio camino entre los más tradicionales Doors y los nuevos aires (aunque eston supongan una simplificacion de su abstracto y original sonido) de este disco. Alcanza esa cualidad arcana desde un lento blues que marca el camino de "L.A. woman" (vease "Car hiss by my window"). La canción tiene un algo atemporal, como suspendida fuera del tiempo. A mi me emplaza mentalmente a las novelas de Mark Twain, con un barco de vapor recorriendo el Mississippi. En la jazzy "Queen of the highway" continuan los experimentos entre el relajamiento jazzistico y la mayor energia del blues y el rock, con esos cambios de tempo bruscos como en "Ship of fools". Manzarek toca un hammond con mucho groove (esa seccion final). "Indian summer" es la más delicada cancion lenta de Morrison junto a "The crystal ship" y "End of the nigth" (ambas de su debut). Ese extraño riff raga que suena al principio, como si hubieramos entrado en una canción que estaba sonando anteriormente. Raudo, Krieger nos reconduce con unas lineas muy liricas, sobre las que se asientan las percusiones de Densmore y Manzarek toca su organo al fondo, coloreando delicadamente la cancion. La delicada pero viril voz de Morrison me recuerda al Dennis Wilson de "In the back of my mind".

"I love you, the best
Better than all the rest
Than I meet in the summer
Indian summer"

Y para finalizar el disco, la canción más sucia (sonoramente) de la carrera de los Doors, la encantadora "Maggie McGill". La voz de Morrison suena con la ronquera con que interpretara el disco posterior a este. Ronca y borracha, como la de un gran bluesman. Borracha de alcohol, de lujuria y de desprecio por las convenciones sociales. El tiene la sabiduria pagana del bluesman, del hombre africano que domesticaba la naturaleza mientras el hombre blanco aun estaba en pañales.

"Well I'm an old blues man
And I think that you understand
I've been singing the blues ever since the world began"

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miércoles, 15 de octubre de 2008

Blind Melon "Blind Melon" (1992)


Me da por saco el absurdo mito que se creo alrededor de Shannon Hoon, el cantante del conjunto, fallecido a causa de una sobredosis en Nueva Orleans en 1995. Como ocurrió en el caso del actor River Phoenix, que paso de ser un actorcillo de segunda, bastante atolondrado y con escarceos en las drogas como los de cualquier chaval de barrio (pero con una cuenta corriente con seis ceros mas) a un existencialista a lo Leonard Cohen, en un plis plas. Hoon era bastante mejor en lo suyo, la música, pero parece que quisieran calzarle en el molde de Kurt Cobain y en el arquetípico de la generación del grunge o generación X. Cobain y Hoon no son, ni por asomo, parecidos. Hoon tenia aspecto de deportista californiano: era grande, fuerte y atractivo, vamos, que seria el más popular de clase. Es no quita valor a su música, por supuesto, pero evitemos toda esa purria judeocristiana de el arte a través del dolor, para ser un artista hay que sufrir y memeces del estilo.

Aunque su posterior disco "Soup" (1995) sea incluso mejor, este tiene una frescura que se revaloriza con el tiempo. Suena como si fueran los Jane´s Addiction acústicos de "Jane says" (a lo que ayuda un cierto parecido entre las voces de Farrell y Hoon), con aires al Led Zeppelin "III" (1970), que también resonaban en la música de los de Farrell y unos desarrollos instrumentales similares a los de los Black Crowes en "Amorica" (1994), pero con resultados bastante superiores, en mi opinión. Prefiero los Crowes más directos. La producción de Rick Parashar (productor del debut de Pearl Jam, entre otras cosas) proporciona a la banda un sonido añejo, similar al que dotan a sus producciones tipos como Rick Rubin o George Drakoulias. Con estos datos para encuadrar el sonido del grupo, si no los conocíais y con deciros que mis favoritas son "I wonder", "Change" y "Time" os dejo. No es una obra maestra, no cambiara vuestras vidas e incluso puede pareceros algo monótonos (la verdad, que a veces confundo las canciones entre si) pero si es un buen disco y a diferencia de toda esa legión de jam bands que salieron después, este álbum contiene buenas canciones. No son tan geniales ni diversos como los Jane´s pero pueden considerarse un agradable spin off (toma barbarismo) al sonido acústico de estos.

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martes, 14 de octubre de 2008

Linda Perhacs "Parallelograms" (1970)


Un disco de culto editado en su día de tapadillo por el sello Kapp y reeditado en el 2003 por el sello Wild Places, creado ex profeso por Michael Piper para editar este disco. Y a quien debemos agradecer el poder escuchar esta maravilla. Incluyo enlace para descargarlo, pero si te gusta, deberias comprarlo. No estamos hablando de una gran corporacion industrial sino de un sello practicamente casero. Alla cada uno con su etica, pero creo que el trabajo bien hecho merece recompensa. Insisto en que no es un disco editado por una compañia grande, de esas que merecen hundirse todas. Tambien el desarrollo tecnologico acabo con profesiones (bastante más honradas) como las del vendedor de hielo o el chofer de diligencia y no montaron tanto escandalo en su día.

Es esta una obra conectada al "Starsailor" (1970) de Buckley, a Joni Mitchell (que por aquellos años comenzaba a experimentar con jazz y tiene un registro vocal similar al de Linda), Joan Baez o Buffy Saint Marie. Más con la obra de Buckley al tender esos puentes entre el folk y el jazz con influencias, como esos fragmentos atonales, de compositores de clasica contemporanea. Cuidado, es un disco menos variado que el de Buckley y puede hacerse monotono en las primeras escuchas, dado el exiguo acompañamiento que luce la muchacha; practicamente guitarra y voz (y ella misma reconoce que no es una consumada guitarrista). Esto nos puede llevar hasta el desnudo "Pink Moon" de Nick Drake, que seria una comparacion más que acertada, para intentar definiros por donde se mueve este disco.

La historia del disco es curiosa, Linda era una higienista dental en Los Angeles y un día uno de sus clientes, el compositor Leonard Rosenman (fallecido recientemente) la escucho canturrear y decidio, por lo que cuentan, repentinamente, meterla en el estudio y rodearla de la crema de ls musicos de jazz de la ciudad.

Rosenman merece un inciso aparte. Es un compositor, tipicamente americano, a caballo entre el jazz y la clasica, conocido principalmente por sus bandas sonoras. Entre las que destacare "Barry Lyndon" (1975) de Stanley Kubrick que le consiguio su primer Oscar, "Rebelde sin causa" (1955) que fue su primer trabajo para el cine por recomendación del mismisimo James Dean, "Al este del Eden" (1957), "Un hombre llamado caballo" (1970), "Regreso al planeta de los simios" (1970), "Viaje alucinante" (1966) de Richard Fleischer o "Bound for glory" 81976), el biopic sobre Woody Guthrie interpretado por el David Carradine (el de Kung Fu y "Kill Bill") que dirigio Hal Ashby y con el que Leonard consiguio su segundo Oscar. O mi favorita, la de la adaptación de dibujos animados de "El señor de los anillos" (1978) de Ralph Bakshi.

Ya que he hablado de la obra magna de Tolkien, algo de princesa elfica tiene la preciosa Linda (de la que os pongo una foto y actualmente sigue siendo una mujer muy bella) con esa delicada voz y esos cantos druidicos al agua y a los vientos (la preciosa "Dolphins" de parangon)

El disco comienza con una de sus mejores canciones "Chimacum rain" con solo la voz (regrabada para crear unos deliciosos coros) y guitarra de la propia Linda. "I'm spacing out/ I'm seeing silences between leaves ... I'm seeing silences that are his". Esa segunda voz se desmarca del apoyo en los coros y dialoga con la voz principal, creando un ambiente enrarecido, donde se cuela algun efecto electronico que aun suena vanguardista hoy en día. La canción juega a desvanecerse como si fuera el "There she goes" de la Velvet. "Paper mountain man" es más formal, como una Joni Mitchell bluessy (!esa armonica!). Aunque tambien hay un cierto deje en su voz a lo Grace Slick (Jefferson Airplaine). La voz de Linda nos hechiza por su brillantez sobre las susurrantes acusticas de "Dolphin" "I want to feel the speed/ And the pulse of moving". "Call of the river" comparte ese encantamiento de fabula infantil con ese dulce "Come away" que parece querer atraernos hacia un mundo añejo que solo conserva sus trazas en la magia de los atardeceres y en otros fenomenos de la naturaleza que la vida moderna no nos ha arrebatado. Este disco parece decirnos "tomate un respiro, disfruta de tu alrededor, abandona las prisas".

Tras "Sandy toes" con su linea de bajo que recuerda a la balada que grabo Bowie para la banda sonora de "Labyrinth" llega el momento más impresionante del disco: "Parallelograms", la unica cancion donde las matematicas suenan sensuales, segun se dijo en una reseña del album. La sección central, que irrumpe sorprendentemente, introducida por una bateria (que suena con una presencia que no se vuelve a repetir en todo el album) es uno de los monumentos sonoros (ella misma decia que esta canción pretendia sonar como una escultura en movimiento) más impresionantes que he escuchado en la vida. Realmente parece estar uno en medio de un paraje onirico o soñando debajo del agua con esas flautas debussyanas (perdon por la palabreja), las tintineantes campanas, esos fondos sonoros murmurantes y la voz multiplicada de Linda. Por citar ambientes similares, tiene algo de "Starsailor" (la canción) de Buckley, aunque más conseguida y audible, "Stimmung" de Stockhausen y esas flautas que entran y salen del panorama sonoro me recuerda a como las empleaba Quincy Jones en bandas sonoras como "En el calor de la noche" o su magistral score para "A sangre fria". Esas olas de voces usadas como arreglos vuelven a aparecer en "Moons and cattails" que tambien incorpora flautas y una tabla india.



El mapa de "Parallelograms" con su extraña estructura circular (pincha para verla en grande)

Es un muy buen disco, atmosferico diria yo, las canciones te envuelven y su voz juega muy bien con los tonos agudos, parecida a una Linda Hoyle drogada, con esos etereos arreglos vocales. A pesar de que pueda parecer demasiado musica demasiado hippie (solo teneis que ver su foto, era igualita de joven a Rita Coolidge) tiene un aire misterio que le aparta de los topicos californianos del genero.

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