domingo, 19 de abril de 2009

Hastiado del rock

Sigo sin ser güenin

El 99% del rock actual me produce un aburrimiento tremendo. Comparar la música de décadas anteriores (me refiero esencialmente a los 60 y 70) con lo que se hace ahora, me sugiere la imagen de un carnicero cortándote una pata de jamón y obsequiandote únicamente con la corteza de la pieza y con algo de tocino pegado a esta, sin rebañar jamas el interior del jamón.

Por mucho que insistan los del otro lado de la barrera, aquellos que dicen que ya todo esta invitado y que únicamente se puede honrar la memoria de los (grupos) "muertos", hay algo intrínsecamente excitante en el descubrimiento. En cualquier área, no solo en la musical. El ser humano se emociona ante los terrenos vírgenes (en todos los sentidos) y la rutina aniquila no solo las relaciones sexuales y sentimentales, sino también la creación. Para justificar esta rutina (en el caso que nos ocupa, musical) existen todo tipo de malas excusas: el sempiterno canto de que "inventen otros, que ya esta todo dicho" o palabras a las que se les ha desprovisto de significado, incluso malversado, como actitud (morro), raíces (repetición), independencia de las modas (incapacidad para absorber ninguna influencia nueva o explorar otras vías). Y por supuesto, el "nosotros hacemos -se supone, buenas- canciones, no hacemos aburridos y/o pretenciosos ruidos experimentales". Si, canciones que al aficionado con solera recuerdan a canciones de sus grupos favoritos -y pretéritos- que al menos le consuele y que engañe al primerizo, que no conoce estas referencias anteriores. Y si cuela, pues cobarde el ultimo.


Influencias: Stones, Beatles, Kinks, Who...

Así las cosas, ultimamente lo estoy intentando con grupos que se salgan un poco del sota, caballo y rey (del pop, del rock...en fin, del subestilo que sea). Lo que más me molesta no es que copien, es que copien tan mal. La falta de capacidad de abstracción. Un grupo de los 60 copiaba una figura de otra composición, te lo llevaba a otro contexto y creaba algo totalmente diferente (y me parece una forma totalmente valida de creación). Esa inquietud ha desaparecido.

Bueno, a lo que iba. Estoy intentándolo con grupos de esa larga linea que va del (estamos hablando de actualizaciones) kraut, al trip hop, post rock, pasando por el lounge. Grupos como Portishead, Laika, Moonshake, Tortoise, Stereolab, Broadcast o Pram. Me gusta que jueguen con texturas, no olviden lo que es una canción y traten de emocionar (de provocar alguna inquietud con sus sonidos que vaya más allá de usar sonidos "molantes", problema endémico de la música electrónico mal llamada "inteligente"). Hablando de emocionar, palabra que acabo de emplear a falta de una mejor. Hasta las narices de las bandas que insisten en lo espontáneo, poco premeditado de su música, que parece que la exhudan. Así suena la mayoría de las veces. Se lo pasaran muy bien ellos, no lo dudo, pero no el oyente. Desde aquí reivindico la fría inteligencia matemática de la música.

Me ha hecho reflexionar, aunque de manera negativa, un libro que me pille sobre los aspectos tecnicos de la música de Brian Wilson. Lo compre muy ilusionado pero me ha decepcionado. Es increíblemente exhaustiva a cierto nivel. Te habla de una canción y te compara su melodía o sus cambios de acordes con otras piezas, ya sean del mismo autor o en las que probablemente estuviera inspirada. Pero de otros aspectos de la música de Wilson, no habla o no sabe. Por ejemplo de sus imaginativas producciones, de ese sonido totalmente natural pero nada realista (en términos de disposición de capas sonoras) que conseguía. O sus increíbles arreglos y la textura infinita de su mejor trabajo. Y eso me ha hecho pensar de que quizá algunos músicos (digamos los que aprenden de oído o los que aprenden música exclusivamente de un estilo) copian este tipo de cosas (melodias, riffs, ruedas de acordes) y otros (tanto por desconocer estos aspectos anteriores, como por tener unos estudios digamos más reglados) se fijan en aspectos más sutiles de la música.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

"Emocionar" es la mejor palabra que se puede emplear para hablar de música. Puede ser unas notas de piano, una big band, estruendosas guitarras o una voz desnuda. Da igual que se copie o que todo esté inventado, hasta al más melómano le falta algo por escuchar.
El terreno de la emoción es muy vasto e influyen muchas cosas -el momento, la disposicón, el ánimo... para que una música te emocione. Pero si lo consigue, ay, te quitas el sombrero, te rompes la camisa y das gracias a la vida.

Travis dijo...

Juas, me copiaste el nombre, bribón! xD