A esta buena mujer la descubri con su magistral lectura de "So in love" en el album homenaje a Cole Porter "Red Hot + Blue" (90). Lo mejor de este disco, aparte de la version tecnificada del "Night & day" de U2, convirtiendo una cancion de amor en una inquietante oda obsesiva (lo que viene a ser una relectura bien realizada de una cancion, aparte del envoltorio moderno, encontrar nuevos registros a la musica), eran dos damas de portentosas voces: K.D. y Sinead O´Connor entonando el "You do something to me" (siendo un anticipo a su disco de versiones "Am I Not Your Girl",92).
La verdad que he seguido guadianescamente la carrera de esta mujer, pero este "Drag" me ha convencido a su favor. Tambien recuerdo una espectacular version de "I will survive" de Gloria Gaynor que la escuche realizar en un concierto (no recuerdo cual) que echaron por la tele. Es una pena que solo se vea hablar de esta mujer por el tema de su reconocida homosexualidad, cuando es una interprete de primera. En el disco que nos ocupa se centra alrededor de una serie de versiones muy diversas, girando conceptualmente sobre la adiccion al tabaco (aunque a veces se permita alguna licencia como en el caso de la version de los Hollies o en el "The joker"). Esto, digamos, en el plano lirico o en el concepto que envuelve las versiones. Musicalmente el asunto toma mayor importancia, pues auna clasicismo (las canciones, la interpretacion) con renovacion (esos arreglos tan originales, sobre los que insistire más adelante). La mezcla del clasicismo del historico Jimmy Haskell (de impresionante curriculum, suyo es, por ejemplo, el premiado arreglo de cuerdas de "Bridge over troubled water") con las guitarras atmosfericas (consignado en el libreto como "loop guitar" de David Top, proveen al album de un ambiente atemporal, onirico, ensoñador, como de fuera del tiempo.
Por citar algunos detalles, esa orquestacion final, como sonando desde muy lejos, de la preciosa version del "The air that i breathe" de los Hollies. Suprimido el horrible solo de guitarra del original, la cancion gana enteros. O el bonito juego entre los timbres similares de el organo y el vibrafono en "Smoke dreams" que le dan un ambiente muy cercano a los discos de Julie London. A lo que tambien ayuda el savoir faire de la Lang. Al "Don´t smoke in bed" de Peggy Lee le dota de un ambiente subversivamente lounge, aunque parezca paradojico. Lo que en manos de otros podria ser simplemente easy listening, o sea, sonidos amables, se convierte en algo etereo en este album. La version de la pegadiza "The joker" es de lo más convencional, que no malo, del disco, aunque el tempo esta variado y llevada a su terreno. Tambien tiene merito su fabulosa version del "Til the heart caves in" de su amigo Roy Orbison o convertir "The valley of the dolls" en una torch song, aun más que en la lectura de Dionne Warwick.
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miércoles, 22 de abril de 2009
K.D. Lang "Drag" (1997)
domingo, 19 de abril de 2009
Hastiado del rock
El 99% del rock actual me produce un aburrimiento tremendo. Comparar la música de décadas anteriores (me refiero esencialmente a los 60 y 70) con lo que se hace ahora, me sugiere la imagen de un carnicero cortándote una pata de jamón y obsequiandote únicamente con la corteza de la pieza y con algo de tocino pegado a esta, sin rebañar jamas el interior del jamón.
Por mucho que insistan los del otro lado de la barrera, aquellos que dicen que ya todo esta invitado y que únicamente se puede honrar la memoria de los (grupos) "muertos", hay algo intrínsecamente excitante en el descubrimiento. En cualquier área, no solo en la musical. El ser humano se emociona ante los terrenos vírgenes (en todos los sentidos) y la rutina aniquila no solo las relaciones sexuales y sentimentales, sino también la creación. Para justificar esta rutina (en el caso que nos ocupa, musical) existen todo tipo de malas excusas: el sempiterno canto de que "inventen otros, que ya esta todo dicho" o palabras a las que se les ha desprovisto de significado, incluso malversado, como actitud (morro), raíces (repetición), independencia de las modas (incapacidad para absorber ninguna influencia nueva o explorar otras vías). Y por supuesto, el "nosotros hacemos -se supone, buenas- canciones, no hacemos aburridos y/o pretenciosos ruidos experimentales". Si, canciones que al aficionado con solera recuerdan a canciones de sus grupos favoritos -y pretéritos- que al menos le consuele y que engañe al primerizo, que no conoce estas referencias anteriores. Y si cuela, pues cobarde el ultimo.
Influencias: Stones, Beatles, Kinks, Who...
Así las cosas, ultimamente lo estoy intentando con grupos que se salgan un poco del sota, caballo y rey (del pop, del rock...en fin, del subestilo que sea). Lo que más me molesta no es que copien, es que copien tan mal. La falta de capacidad de abstracción. Un grupo de los 60 copiaba una figura de otra composición, te lo llevaba a otro contexto y creaba algo totalmente diferente (y me parece una forma totalmente valida de creación). Esa inquietud ha desaparecido.
Bueno, a lo que iba. Estoy intentándolo con grupos de esa larga linea que va del (estamos hablando de actualizaciones) kraut, al trip hop, post rock, pasando por el lounge. Grupos como Portishead, Laika, Moonshake, Tortoise, Stereolab, Broadcast o Pram. Me gusta que jueguen con texturas, no olviden lo que es una canción y traten de emocionar (de provocar alguna inquietud con sus sonidos que vaya más allá de usar sonidos "molantes", problema endémico de la música electrónico mal llamada "inteligente"). Hablando de emocionar, palabra que acabo de emplear a falta de una mejor. Hasta las narices de las bandas que insisten en lo espontáneo, poco premeditado de su música, que parece que la exhudan. Así suena la mayoría de las veces. Se lo pasaran muy bien ellos, no lo dudo, pero no el oyente. Desde aquí reivindico la fría inteligencia matemática de la música.
Me ha hecho reflexionar, aunque de manera negativa, un libro que me pille sobre los aspectos tecnicos de la música de Brian Wilson. Lo compre muy ilusionado pero me ha decepcionado. Es increíblemente exhaustiva a cierto nivel. Te habla de una canción y te compara su melodía o sus cambios de acordes con otras piezas, ya sean del mismo autor o en las que probablemente estuviera inspirada. Pero de otros aspectos de la música de Wilson, no habla o no sabe. Por ejemplo de sus imaginativas producciones, de ese sonido totalmente natural pero nada realista (en términos de disposición de capas sonoras) que conseguía. O sus increíbles arreglos y la textura infinita de su mejor trabajo. Y eso me ha hecho pensar de que quizá algunos músicos (digamos los que aprenden de oído o los que aprenden música exclusivamente de un estilo) copian este tipo de cosas (melodias, riffs, ruedas de acordes) y otros (tanto por desconocer estos aspectos anteriores, como por tener unos estudios digamos más reglados) se fijan en aspectos más sutiles de la música.